Descripción
La era vikinga comenzó en el año 793 con el ataque al monasterio inglés de Lindisfarne, que es el primer
ataque vikingo que se conoce. El acontecimiento que marca el final de sus días de gloria es la muerte
del rey Harald Hardrada en la batalla de Stamford Bridge en 1066.
Los vikingos noruegos eran temerarios por naturaleza, ya que su actitud a la vez valiente y fatalista les
llevaba a asumir grandes riesgos. Los grupos de asalto parecían tener una extraordinaria habilidad
para evitar pérdidas, ya fuese en batallas terrestres o bien durante peligrosas expediciones marítimas.
El número de muertes a causa de la guerra resultó, en algunas ocasiones, tremendamente elevado si se
compara con el total de población vikinga. Sin embargo, eso no colmó las ansias de conquista y exploración
que mantuvieron durante 250 años. Los vikingos son conocidos, con todo merecimiento, por sus permanentes
saqueos, sin embargo, muchos de ellos vivían de forma pacífica como comerciantes o granjeros, y muchas
expediciones tenían como objetivo acuerdos de trueque. Los que en vez de participar en los saqueos
marítimos decidían quedarse en sus casas mantenían a sus familias con simples actividades agrícolas.
El hacha vikinga era un arma muy productiva para desbaratar escudos y para manejarse en los combates
navales, Además, siempre podían utilizarse para cortar madera o tareas más mundanas llegado el caso. Al fin
y al cabo, eran la evolución de una herramienta cotidiana.
Dentro de las hachas a una mano hay que destacar el hacha normanda, que es probablemente la más
característica de los vikingos y la más representada en el arte. Cuenta con un mango largo, de un metro
aproximadamente, y un saliente en la hoja. Esta especie de diente era muy útil para trepar en el abordaje
de naves. La skeggöx o «hacha barbuda» cuenta también con ese gancho característico en el extremo de
la hoja. Se menciona frecuentemente en las sagas y se ha encontrado en numerosos hallazgos arqueológicos.
Hacha vikinga hecha artesanalmente en acero 1095. Este hacha tiene la típica cabeza «barbuda» ya
que cuenta con ese gancho característico de mediana longitud, en el extremo inferior de su hoja que servía,
en muchos casos, para subir por la estacada del enemigo. Tiene un precioso dibujo tallado a mano que le da
a esta pieza un singular encanto. Su empuñadura, en madera de haya con un bonito brocado, tiene también
una forma muy singular que hace que la pieza llame la atención por su belleza.